Con el tiempo hemos podido comprobar que, existen gran variedad de tratamientos, naturales o médicos que nos ayudan a aliviar nuestras dolencias físicas.
Uno de ellos es la talasoterapia, es muy común, pero pocos saben de qué se trata.
Básicamente es un tratamiento muy parecido a la hidroterapia, pero se diferencian en que, en la talasoterapia el mar es el protagonista.
Aquellas personas asiduas a los spas, habrán comprobado que, en muchos de ellos, existen piscinas o bañeras de agua salada.
Es incluso, en algunos de ellos, podrás encontrarlas con el nombre de “flotarium” o piscinas de flotación.
Las cuales, debido a su alto contenido en sal ayudan a que el cuerpo flote, prescindiendo de todo peso, corporal y personal.
En la talasoterapia, lo que se utiliza en agua de mar, que se calienta a aproximadamente 32- 35 grados.
Pero, lejos de ser sólo agua, se combina con algas marinas, arena, fango y limos del fondo marino.
Es un tratamiento que, alivia muchos dolores musculares, como la lumbalgia o la tendiditis.
Además de favorecer el tratamiento de problemas circulatorios, que producen las varices, moretones o el sangrado de nariz.
Pero también es beneficioso para el aparato locomotor, pues alivia los síntomas de enfermedades como, el reumatismo y la osteoporosis.
También está indicado en afecciones respiratorias, tales como el asma o la faringitis, además de enfermedades neurológicas.
Por otro lado, están demostrado sus beneficios dérmicos, aliviando afecciones como la soriasis.
Así como se ha demostrado que, reducen los síntomas de la menopausia.
Sin embargo, la talasoterapia no solo actúa a nivel físico, ya que, también actúa a nivel psicológico.
De hecho, posee efectos positivos contra el insomnio, la fatiga, el estrés y la depresión.
En cuanto a la aplicación del tratamiento de talasoterapia, son distintos los métodos utilizados.
Varían desde las bañeras o piscinas de agua salada, hasta masajes con elementos marinos.
Cabe añadir que, para conocer de la mejor manera posible sus efectos y beneficios debemos probarlo, e informarnos de cuál es la mejor forma de aplicarlo, dependiendo de la dolencia o enfermedad que queramos tratar.