Al terminar la segunda guerra mundial, las familias japonesas buscaron la forma de compartir más tiempo en familia.
Esto se debe a que, tras la segunda guerra mundial, la sociedad japonesa cambió en muchos aspectos, y el baño fue uno de los elementos que sufrió ese cambio.
De esta manera, surgieron los ofuros japoneses.
Los mismos, estaban relacionados con la posición social, pues el baño empezó a ser un lugar especial para la relajación del hombre tras largas jornadas laborales.
En la sociedad occidental, este ritual nos parece un tanto curioso, pero obviamente, son muchas las diferencias entre las culturas occidental y oriental.
En la cultura nipona, el procesa de asear el cuerpo implica la participación conjunta de toda la familia.
Pues, los ofuros son considerados como un elemento para reforzar la unión familiar.
De hecho, el agua con la que se llena el ofuro es utilizada por todos los miembros de la familia.
Aunque parezca un poco extraño, el agua con la que se llena el ofuro, es un agua pura. Sin añadirle ningún tipo de jabón.
Esto se debe a que, en su origen, los ofuros se elaboraban con madera de hinoki.
Una madera muy olorosa, que al llenarse con el agua a más de 40ºC, el ofuro terminaba emanando el agradable olor a madera.
Pero, no debemos olvidarnos que, los ofuros japoneses son espacios para la relajación, pues la limpieza del cuerpo se realiza previamente fuera del ofuro.
Aunque, la mayor limpieza que hace el ofuro es mental.
Ya que, se trata de un elemento tan arraigado a la cultura japonesa que, el hecho de compartir con la familia, inconsciente e inconscientemente este momento, pone fin a la jornada laboral.
De hecho, en la actualidad, son muchos los especialistas en dermatología que estudian los beneficios del ofuro.
Pues, se cree que su uso es el principal motivo por el que las personas orientales posean una piel libe de impurezas y radiante.
Debido a que, el agua caliente ayuda a eliminar las toxinas, relaja los músculos y estimula la circulación, además de purificar el cuerpo y el alma.