Los orígenes de la sauna se remontan a Finlandia, donde estos baños de calor comentaron como un ritual purificador.
Actualmente, estos baños son un sistema de relajación y desintoxicación. Así como, aportan purificación y elasticidad a la epidermis.
La sauna puede llevarlo a cabo quien quiera, sin embargo, esta especialmente recomendado para deportistas.
Esto se debe a que facilita la recuperación tras el ejercicio, pero también prepara el sistema muscular para el esfuerzo. Además de suavizar las contracturas musculares.
Para saber cómo funciona una sauna, antes, debemos saber lo que es una sauna.
Se trata de un baño realizado en una habitación cerrada, la cual está sometida a un alto grado de temperatura y con una humedad no superior al 20%.
Sin embargo, el aire debe estar lo suficiente seco como para que el sudor se pueda evaporar.
Este baño es alternante, es decir, el cuerpo se calienta con el aire seco de la cabina y se enfría al aire libre o con agua fría.
Saunas y sus beneficios
La sauna es uno de los tratamientos más aplicados, de hecho, muchas personas lo instalan en su hogar dado sus múltiples beneficios.
Pues, este baño de calor actúa sobre múltiples enfermedades, desde respiratorias hasta cutáneas. Todo esto lo conseguimos a través de un proceso.
El primer resultado que obtenemos en la sauna, es la transpiración con la cual, obtenemos una limpieza profunda de la piel.
Así como, algunos efectos no visibles como “la gimnasia cardíaca”, con ello nos referimos a la adaptación del sistema cardiovascular que trabajará más fuerte de lo normal.
Hemos de tener en cuenta, la actuación del calor sobre las terminaciones nerviosas, los cuales tienen un importante efecto anti estrés y de sedación.
En segundo lugar, encontramos la hidroforesis, o abertura de los poros de la piel. El calor ayudará a que las toxinas que se forman tras la red vascular se eliminen por completo.
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