¿Nunca has pensado en tener una cabina de hidromasaje en casa? La sola idea de tenerla es atractiva.
Qué mejor que llegar a casa después de un duro día de trabajo, o de ajetreos varios, y disfrutar de un buen masaje para relajarnos, eliminando las tensiones y el estrés cotidiano.
Esto es posible, gracias a las cabinas de hidromasaje, y sin la necesidad de visitar un fisioterapeuta con frecuencia.
Lo mejor de todo es que disfrutarás del masaje mientras nos damos un baño de agua caliente y con la comodidad de estar en tu casa, sin tener prisa.
Son múltiples los beneficios que conseguimos a través de las cabinas: desintoxicar la piel, purificar el organismo, mejorar el ritmo cardíaco y el flujo circulatorio, etc.
Principalmente, existen dos tipos de cabinas de hidromasaje: las cabinas de hidromasaje simple, y las que incluyen sauna. Y cada una con diferentes métodos y zonas para estimular.
Como ya hemos hablado con anterioridad, el hidromasaje significa “masaje de agua”.
Esto se debe a que el mismo se logra, gracias a las distintas presiones del agua, y a los cambios de temperatura de la misma, alternando el frío y el caliente.
Los masajes que se pueden obtener con una cabina de hidromasaje dependen de la ubicación que tengas los chorros de agua.
Pero también dependen de la manera en que estos se encuentren ubicados en la pared de la cabina.
De las cabinas de hidromasaje simples existen muchos datos a destacar, sin embargo, las cabinas que incluyen sauna, poseen una temperatura que oscila entre 50ºC y 70ºC, con una alta humedad.
No obstante, las mismas funcionan como una cabina de hidromasaje simple, pero con el matiz de que contienen sauna.
Estas son muy útiles para aquellos cuyo objetivo, no se centra solamente en aliviar el estrés o aliviar sus molestias, sino también en cómo mejorar el estado de la piel.