Actualmente, es común que los niños sean parte de los espacios de cuidado y bienestar, entre ellos, los spas.
Ya, desde una edad muy temprana se realiza la iniciación acuática, pues la misma les ayuda a:
- Familiarizarse con el medio acuático.
- A fortalecerse y desarrollarse física y mentalmente mediante ejercicios en el agua.
- Experimentan nuevas sensaciones gracias al conocimiento de este mundo.
Además, les ayuda a combatir el insomnio, reduce sus nervios y ansiedad, protege y fortalece sus pulmones.
Al igual que, si lo practican con la familia, se fortalece también la unión familiar, especialmente entre padres e hijos.
Y es que, aparte de la flotación en el agua y las terapias acuáticas, los niños pueden disfrutar de otros servicios tales como, masajes, tratamientos corporales…
E incluso, llegados a cierta edad, también pueden disfrutar de los servicios de manicura y pedicura.
De hecho, cuando los niños son un poco mayores, acudir al spa los beneficia positivamente en muchos aspectos:
- Como hemos comentado, compartir tiempo y descanso con sui familia en un espacio no habitual y novedoso, los ayuda a salir por completo de la rutina.
- Los ayuda a relajarse por unas horas, olvidando el estrés.
- Así como, los masajes estimulan la circulación sanguínea, tonifican sus músculos y se sentirán más “adultos”.
Al igual que, los beneficios en los niños autistas son tan evidentes o más, debido a que, les ayuda a entrar en contacto con el entorno, relajar el cuerpo y la mente.
Si olvidarnos de que, mejora la coordinación motora y el equilibrio, y les ayuda a fomentar las relaciones sociales.
No obstante, no podemos olvidarnos del auténtico y gran beneficio de las hidroterapias, y es que, aportan felicidad.
¿A qué niño no le gusta darse un chapuzón y sentirse como un auténtica pececito?